La comunicación para el cambio social aparece a fines del siglo como un paradigma que rescata y profundiza el camino recorrido por la comunicación para el desarrollo y por la comunicación participativa.
Según Cristina Sala, en el artículo “Comunicación Cambio Social”, publicado en el anuario Janus online (2017) los planteamientos de Paulo Freire en los años 70 sobre la educación y la comunicación dialógica están en la esencia del paradigma de la Comunicación para el Cambio Social; donde comunicación y participación son dos caras de la misma moneda. Es decir, las personas previo a participar se informan de los problemas que los afectan y buscan posibles soluciones, por lo que se convierten en actores centrales de su propio desarrollo al facilitar el diálogo.
El diálogo se convierte en una herramienta para la identificación colectiva del problema, la toma de decisiones y la aplicación en la comunidad basada en soluciones a los problemas de desarrollo, según lo plantea Gumucio-Dagron (2004).
Para referirse a este tipo comunicación Sala afirma que se emplean conceptos afines como comunicación horizontal, comunicación alternativa, comunicación popular, y comunicación participativa. Expone que la Comunicación para el Cambio Social es una comunicación de la identidad y de afirmación de valores, que amplifica las voces ocultas y tiene como fin potenciar su presencia en la esfera pública.
Afirma que las cuatro claves de este tipo de comunicación son: a) el diálogo (doble vía), b) el apoyo, c) la participación (trabajar con los involucrados), y d) el propósito (acción para promover el cambio social).
Por ello, es importante que los comunicadores sociales contemplen el uso de la Comunicación para el Cambio Social en una campaña, plan o estrategia comunicacional cuando se busca permear un mensaje en una comunidad en pro de la toma de soluciones y resolución de una problemática.
En esta comunicación es vital conocer quiénes son los actores de interés para la comunidad, la población involucrada y cuál es el contexto en el que se desenvuelven. En el contexto se debe considerar los aspectos socio – culturales, los cuales son relevantes al crear el concepto comunicacional y los mensajes clave a difundir en cualquier canal (digital, medios tradicionales, talleres participativos, perifoneo o materiales educativos).
Por ejemplo, ¿cómo se puede sensibilizar sobre los roles de género en las comunidades del interior del país? Primero hay que indagar quién es el destinatario, luego, cuál es el medio efectivo para transmitir la información y también es válido analizar qué formato idóneo. Segundo, efectuar una lluvia de ideas para definir las temáticas a abordar para redactar la información y por último es momento de ejecutar los productos.
En mi caso, en las propuestas que presentó usualmente sugiero la producción de un spot radial tanto en español como en el idioma maya predominante en la región de impacto, en el que empleó como herramienta el radioteatro para recrear una escena que sea de fácil comprensión con un lenguaje sencillo pero directo, respetando siempre la pertinencia cultural.
La faceta de escribir los borradores de guiones me ha llevado a explorar mi lado creativo, sensible y comprometido a llamar a la reflexión de patrones de conducta y a su modificación en pro de una sana convivencia tanto en el hogar como en la comunidad. A esto se suma la dedicación y el cuidado de cada efecto de sonido, la musicalización, la búsqueda de las voces y su dirección para que el resultado sea una producción sonora que invita a dialogar sobre esta temática de forma más abierta y consensuada.
La satisfacción me inunda cuando aportó un granito de arena al fomentar el diálogo, la participación, el apoyo, cuyo propósito se plasma en estos spots, empleando para ello, la Comunicación para el Cambio Social.